
COLUMNA
DE PE A PA
Por: Alberto Vieyra Gómez.
info@agenciamn.com
AMN. – En 1918 cuando el mundo fue azotado por la gripe española, había
una población global de mil 650 millones de habitantes. La peste española
mató conservadoramente entre 50 y 100 millones de personas. No hay
datos certeros pero la mortandad fue macabra.
En el mundo actual, en plena era del Coronavirus hay en el planeta tierra
poco más de 7 mil 500 millones de personas y el saldo que ha dejado la
pandemia alrededor de 300 mil muertos.
¿A qué se debe semejante diferencia de defunciones entre la gripe
española y el Covid-19? Sin lugar a dudas, se debe al avance científico, a
pesar de que muy pocos fármacos se han empleado con éxito para combatir
al Coronavirus, pero sobre todo se debe a un mundo cada vez más
informado y a veces bombardeado por una cantidad asombrosa de medios
de comunicación como el radio, la televisión y el internet que han acercado
de manera virtual instantáneamente al mundo y cuya información ha sido
fundamental para evitar el aumento en la propagación de la peste.
De no ser porque muchos gobiernos, tanto en las naciones desarrolladas
como de tercer mundo han actuado de forma negligente y criminal
ocultando los contagios y el número de muertos, otro gallo nos cantaría y
los decesos serían mucho menores.
Estados Unidos, Italia, España y México han sido víctimas de esos
gobiernos negligentes y criminales.
El Coronavirus tomo a muchas naciones desprevenidas, caso concreto a
Italia, donde se descubrió que un elevado número de muertos que fueron
sometidos a necropsia, dieron como resultado que el Coronavirus provoca
trombosis desencadenada, pues la sangre en los pulmones, el corazón y el
cerebro se coagula y la muerte es irremediable. Tarde se dieron cuenta los
científicos de la medicina italiana, experiencia que les sirvió a otras
naciones en las que se aplican fármacos anticoagulantes,
broncodilatadores, antiinflamatorios y poderosos antibióticos. Por desgracia
en México, en la mayoría de los casos se opta por cremar lo más pronto
posible a los muertos para que no salga a relucir la negligencia criminal por
la no aplicación de esos fármacos.
Varios científicos en México pudieron constatar el fenómeno dado en Italia y
seguramente en buena parte del mundo, pues por ejemplo la doctora
tijuanense, Patricia Aubanel Riedel quien fue médico de cabecera de la
madre Teresa de Calcuta y la que determino que el candidato presidencial
del PRI, Luis Donaldo Murrieta murió casi instantáneamente con la bala de
la Taurus brasileña accionada por Mario Aburto Martínez en Lomas
Taurinas el 23 de marzo de 1994. La doctora Patricia Aubanel Riedel
práctico cuando menos dos necropsias a víctimas del Coronavirus y llego a
esa conclusión, pero en el gobierno amlista hicieron como que la virgen les
hablaba, pues el negrerismo gubernamental de AMLO no permite comprar
medicinas caras y según a trascendido, la orden que se dio a los altos
mandos médicos fue “sálvese quien pueda o que se mueran los que se
tengan que morir para que otros podamos vivir.
Por ese negrerismo cuenta chiles de AMLO difícilmente sabremos cuantos
compatriotas morirán víctimas de la pandemia que marcará en el mundo
moderno un antes y un después.