COLUMNA
DE PE A PA

Por: Alberto Vieyra Gómez.
info@agenciamn.com
AMN. – AMLO se convirtió en un peligro para el federalismo mexicano que
podría descuartizar totalmente a México balcanizandolo en pequeñas
repúblicas.
Cuando AMLO decide lucrar con el divisionismo y el encono de los
mexicanos, abre la puerta para que muchos estados de la república puedan
ser tutelados por Washington, Miami o Texas, nuestra querida Texas que se
convertiría en la estrella número 29 en la bandera de las barras y las
estrellas, pues el tiránico centralismo que ejerce López Obrador, en mucho
se asemeja al férreo control que ejercía Porfirio Díaz, solo que ahora,
aderezado con un ingrediente ideológico llamado comunismo o socialismo
ramplón.
Recuérdese que el 31 de enero de 1824 surgiría la República Mexicana
bajo 3 principios fundamentales: representativa, popular y federal con 16
estados libres y soberanos, un distrito federal asientos de los poderes y los
territorios de Quintana Roo, Baja California Sur y Norte.
En aquél entonces, los liberales entendieron que el federalismo era lo mejor
para dejar atrás un Estado monárquico, heredado por la conquista española
y dar paso a una república en la que imperara el federalismo, que durante el
porfiriato y después de la Revolución Mexicana se convirtió en un
ponzoñoso centralismo, sobre todo en lo que se refiere a las tributaciones
fiscales que los Estados libres y soberanos hacen al gobierno central.
Durante la era priista, cuando ese partido ejerció una hegemonía total sobre
los estados, eran los gobernadores los que se encargaban de cabildear con
el gobierno federal del centro los montos presupuestales que en muchas
ocasiones eran calculados con base en el número de habitantes con los que
contaba cada entidad federativa, aunque también, las entidades con mayor
poder económico tenían que aportar al Fisco una mayor cantidad de
impuestos y con base en ello, comenzarían a surgir los gobernantes críticos,
inconformes porque los presupuestos para sus Estados nos correspondían
a la cantidad que tributaban a la federación. Es decir, que, si tributaban un
millón de pesos, la federación tenía que devolvérselos copeteados y
copetones, pero no es así, se los devuelve con chiquitolina.
La anarquía de gobernadores se ha dejado sentir durante el régimen
Lopezobradorista y a razón de esa mezquina política centralista,
gobernadores panistas y de otros partidos, amenazan ya con poner su
mundo aparte y valerse con sus propios recursos fiscales que recauden en
sus Estados y Municipios, lo cual presagia la pulverización del federalismo,
merced a esa infame política fiscal de negrerismo y de profundizar en el
divisionismo de los mexicanos.
Recordare también, que, en 1848, cuando el ponzoñoso conservadurismo
mexicano y Estados Unidos descuartizaron a México, imperaba en la nación
azteca un infame encono y divisionismo entre liberales y conservadores.
Ese mismo encono haría que en 1835, Texas se separará de México.
Hoy, no faltan las voces separatistas que en Estados del norte de México
como Chihuahua, Sonora, Coahuila, la Baja California y hasta Tamaulipas
se levantan para clamar el fin del ponzoñoso federalismo centralista y
conformar repúblicas propias. AMLO está profundizando peligrosamente en
ello, al pichicatear los presupuestos, a los que tienen derecho muchas
entidades de la república.
¿A quién beneficiaria que en México explotará en mil pedazos el
federalismo? Claro que al rancio conservadurismo nacional y a los más
ponzoñosos y retardatarios intereses norteamericanos porque no hay que
olvidar que en 1825, James Monroe proclamaría la tesis de que “América,
para los americanos”.
¿Y los parias de México correrían la misma suerte que los indios que había
en el Estado de Texas y que fueron exterminados por Estados Unidos o
seríamos los nuevos esclavos del imperio de las barras y las estrellas? ¡Sí,
aunque usted no crea, los gringos siempre han querido que México sea una
Texas grandota!